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Túnez, Raid Oasis del sur, 2008

Entre Argelia y libia se encuentra un pequeño país cargado de sorpresas, lugares de película, magníficos monumentos de la época romana e inmensos mares de dunas. Por ello, a finales de abril, doce personas formamos una caravana Rumbo a Túnez.

Tras los trámites aduaneros, más ágiles que en otras ocasiones, tomamos rumbo al sur, circulando siempre por asfalto ya que esta es una etapa de enlace, realizando una visita al Parque Arqueológico de Sbeitla, muestra del esplendor romano en el norte de África. El final de etapa nos lleva junto a la frontera argelina para visitar los oasis de montaña, concretamente los de Tamerza y Chebbika.

Situados en angostos cañones rocosos, el verdor de sus palmerales y los cursos de agua contrastan con la rotundidad de sus rocas, requemadas por el sol, auténticos oasis de ensueño, remansos de paz alterados por la masiva llegada de turistas. Tras la visita a los oasis tenemos nuestro primer contacto con las pistas tunecinas para dirigirnos a un poblado artificial donde se rodaron diversas escenas de La Guerra de las Galaxias, decorados en paulatino deterioro pero que aún conservan cierto encanto. La comida la realizamos a la sombra de un palmeral, antes de cruzar el engañoso Chott El Jerid, lago salado seco en determinadas épocas del año y que en esta ocasión si pudimos atravesar para llegar a nuestro destino: Douz, la puerta del desierto.

Partimos de Douz para afrontar las tres jornadas de dunas que nos esperan y al poco de salir uno de los vehículos sufre un problema mecánico que le obliga a retroceder a la ciudad para su reparación, es cuestión de unas pocas horas, por lo que el grupo se divide en dos y concretamos un punto de encuentro en un destartalado café a pie de pista. Tras la comida encontramos los primeros pasos de dunas, aperitivo de lo que nos espera en los próximos días. A última hora de la tarde nos reagrupamos todos y montamos el primer campamento a pie de las dunas, son estas noches bajo las estrellas las mejores de estos viajes, donde todos compartimos lo que tenemos y la sobremesa se alarga entre bromas y risas.

Con los primeros rayos de luz levantamos el campamento y casi sin darnos cuenta nos adentramos en el mar de dunas. Las atascadas se suceden una tras otra en esta mar embravecida de arena que abarca todo a nuestro alrededor. Apenas treinta kilómetros recorridos en la jornada dan fe de la dureza del mismo. A la mañana siguiente la tónica es la misma: arena y más arena hasta que por fin aparece la pista que viene de Douz y el café, reparadora sombra tras dos jornadas de abrumador calor y viento. Un último pequeño paso entre dunas y solo tenemos que seguir la pista hasta el oasis de Ksar Ghilane. Una mancha verde en medio de la nada, que supone el mayor de los premios para el esfuerzo realizado.

Al día siguiente abandonamos en oasis y se propone por parte de la organización modificar el recorrido propuesto y adentrarnos al sur en busca de otra pista que nos lleve a nuestro destino. No lo dudan, y aparece el espíritu aventurero de los participantes, así que dicho y hecho; nos adentramos en la llanura con tan buena fortuna que nos cruzamos con el trazado del rallye de Túnez, así que nos detenemos y esperamos el paso de los participantes. Espectaculares las motos y los buggys de Schelesser y Monterde. Después de disfrutar de la carrera, continuamos por una preciosa pista que nos lleva hasta Chennini, ancestral población situada en la ladera de la montaña y cuyas casas se construyeron horadando la misma.

Tras repostar y comprar lo necesario para proseguir nuestro camino en Tatouine, nos dirigimos hacia Ksar Ouled Soltane, donde se encuentra una de la Gorfas, graneros fortificados típicos de de Túnez, mejor conservados. Resulta una de las visitas más interesantes de nuestro recorrido por este país. Después de un largo enlace por carretera afrontamos nuestro último tramo de pista, un bonito recorrido de montaña a través de algunas pistas rotas por el agua y que ralentizan nuestra marcha, hasta el destino final Matmata.

La arena y las pistas han quedado atrás y ahora dedicamos la jornada a visitas turísticas, comenzando en Matmata, conocida por la abundancia de sus casas trogloditas, excavadas en la tierra alrededor de un pozo central. Nuestra siguiente para tiene lugar en El Jem, donde se encuentra un magnifico anfiteatro, muestra de la grandiosa arquitectura romana. Es el más grande tras el de Roma y Capua y curiosamente nunca llegó a inaugurarse, siendo capaz de albergar a 30.000 personas. Poco nos queda ya y nos dirigimos a Kairouan, Antiguo campamento militar fortificado, es una de las ciudades más interesantes de Túnez, la gran mezquita, las murallas o su Medina son algunos de los lugares que invitan a perderse por entre sus callejuelas.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano y partimos hacía el puerto, finalizando así este recorrido por Túnez donde hemos disfrutado de magníficos oasis, la inmensidad del desierto y de un recorrido por una historia común.