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Expedición Algeciras-Dakar 2004

Muchos somos los aficionados a las competiciones Off-Road que vemos al Rallye Dakar como la más impresionante competición de aventura 4x4 de nuestros tiempos, así que tanto Rutas y Travesías Alternativas como Raid Aventura 4x4, decidimos realizar una expedición que nos llevará a recorrer alguna de las pistas del Dakar y visitar el ya mítico Lago Rosa
21 personas y 9 vehículos nos enfrascamos en esta aventura que durante 18 días de febrero de 2004 recorrió tierras de Marruecos, Mauritania y Senegal. Como es habitual en estas expediciones, cruzamos Marruecos por asfalto lo mas rapidamente posible para comenzar la verdadera aventura en Mauritania, lo que no nos impidió disfrutar de lugares como Essaouira, quizá una de las ciudades más atractivas de Marruecos.
Mauritania: comienza la aventura
Abandonamos temprano Nouadibhou para bordear la bahia de Levrier bajo cuyas aguas se encuentran centenares de viejos barcos hundidos, muchos de ellos a propósito para cobrar los seguros. Por extensas y arenosas hammadas circulamos rapidamente siguiendo las indicaciones nuestros GPS. Kilómetros y kilómetros de llanuras nos trasladan en pocas horas al desierto puro, espacio en apariencia vacio pero repleto de una vida que se oculta a los ojos del viajero durante las calurosas horas diurnas.

Según avanzamos la presencia de la Langosta se hace patente convirtiendose en una plaga, miles y miles de ellas levantan el vuelo al paso de los vehículos haciendo oscurer el cielo, golpeando por centenares los parabrisas y embozando los radiadores, obligandonos en algunos casos a deternernos para limpiarlos, ya que tal es la cantidad de langostas que hay sobre su superficie que impide la circulación de aire calentando los motores de los coches.
Nos adentramos en el Parque Nacional del Banc de Arguim para dormir en Nourgharm, donde pudimos asistir a la llegada de los pescadores a las playas con sus barcazas repletas de pescado, el mismo que esa noche cocinariamos en el pequeño y modesto camping. Cuando las barcazas llegan a la orilla todos los habitantes de la aldea, tanto niños como mayores ayudan en la descarga de la pesca, que a bordo de pickups es llevada rapidamente hacia los mercados de Nouakchott. Durante la primera noche de desierto las anécdotas que todos tenemos de nuestros multiples viajes amenizan la velada, que como es habitual se alarga mas de lo debido y menos de lo deseado.

Temprano y con cara de sueño nos dirigimos hasta la playa para comprobar el estado de la marea. Parece que comienza a bajar, así que Jóse y Oscar, siempre dispuestos, comienzan abriendo ruta hasta que en un paso estrecho una ola lo entierra en la arena, mientras aparecen Javier y Toñi con el winch para sacarlos, el mar, agitado, golpea una y otra vez el vehículo. Lo sacamos y conseguimos subir a una zona más alta donde esperamos a que la marea baje más. Poco a poco vamos avanzando, de uno en uno aprovechamos cuando las olas se retiran para cruzar entre el pequeño espacio que nos dejan las dunas y el mar. Los ciento sesenta kilómetros de playa que hay hasta nouakchott se hicieron bajo una tormenta de arena que ralentizó el avance, aunque no por ello este dejó de ser uno de los momentos más espectaculares y emocionantes de la travesía.
LLegamos a mediodía a la capital donde aprovechamos para comprar pan y limpiar los vehículo que están completamente cubiertos de sal. Algunos de los participantes se quedaron sin gasóil justo a la entrada de la gasolinera, y es que a veces en la arena nos dejamos llevar por la diversión y aquí hay que tener muy presentes los consumos. Retomamos nuevamente el asfalto hasta la frontera con Senegal. Aquí se vivieron los momentos más desagradables de la aventura, desde el mismo momento que el barco que cruza el río atracó en Senegal comenzaron los problemas, uno tras otros los buscavidas fronterizos, compinchados con la policía intentaban sacarnos dinero bajo la amenaza de no permitirnos entrar en el país, y lo consiguieron, pero no quedaba otra alternativa. Además alguno de los vehículos tenían más de cinco años, hacia poco tiempo que habia salido esa ley que prohibia entrar en Senegal a vehículos con más de ese tiempo, así que conscientes de ello teniamos previsto otro recorrido por Mauritania. Pero no hizo falta, dejamos el veterano Patrol de Jóse en La Aduana y realizamos un depósito de 5.000 Euros en efectivo como garantia de mi Cherokee, cruzamos los dedos y a toda máquina abandonamos ese horrible lugar para llegar a Saint Louis, donde pasamos nuestra primera noche en Senegal.
Objetivo cumplido, llegamos al lago rosa

A última hora de la tarde cumplimos nuestro objetivo y llegamos al ya mítico Lago Rosa
Por asfalto recorremos el interior del país, que con multitud de aldeas de adobe y paja nos recuerda que hemos dejado atrás el desierto. Cuando cruzamos las distintas poblaciones reparamos en la belleza de sus mujeres, algo que pudimos comprobar durante nuestra estancia aquí. A primera hora de la tarde se cumpliría el objetivo de llegar a Dakar, donde se pasarían tres días. El primer lugar que se visitó fue el Lago Rosa, que se recorrería por las mismas pistas por las que discurre el París-dakar, finalizando este tramo en la playa. De allí nos encaminamos por una caótica avenida hasta nuestro hotel, situado en la playa. donde nos pegamos un buen banquete para celebrar la culminación de nuestro objetivo.
Los siguientes días los dedicamos a conocer tanto la caótica y viva Dakar como los alrededores, realizando algunas rutas entre impresionantes bosques de Boabads y pequeñas y acogedoras aldeas de adobe y paja que nos recuerdan que estamos en la puerta del africa negra. Cada vez que nos detenemos en alguna de ellas la chiquilleria sale a nuestro encuentro extrañados de la vista de unos extranjeros. En todo momento durante la estancia en Seneral la población se mostró muy amable con nosotros, resultando un pueblo de lo más acogedor.
Otro de los días lo empleamos en la visita a la isla de Goreé, lugar en el que hasta hace no mucho eran confinados los esclavos que poblarian el continente americano. Hoy esta isla se mantiene como museo y recordatorio de lo que el hombre es capaz de hacer a sus semejantes.
También formaba parte de nuestra agenda la visita a una reserva natural, donde junto a los vigilantes de la reserva vimos algunos de los animales más comunes y caracteristicos de Senegal: las simpaticas Jirafas, Ñúes, cocodrilos y quizá el más impresionante de todos, el rinoceronte. Pero todo tiene un final y hemos de partir y desgraciadamente volver a pasar la odiosa frontera, pero no queda más remedio por que ahora en Mauritania nuestro objetivo es recorrer algunas de las pistas utilizadas por el Dakar, queremos ver y sentir en la medida de lo posible lo que los participantes sienten.
Por las pistas del Dakar

El recorrido por las pistas del Dakar resultó de lo más intenso
Atras queda Nouakchott, y nos adentramos en el desierto para seguir la pista del Dakar que nos llevará hasta Bou-Naga, 500 kilometros de desierto y algunos rebaños de camellos. La pista es rápida y en ocasiones serpentea entre las dunas buscando el paso más favorable, siempre divertida en algunos tramos encontramos pozas de Fes Fes, finisima arena que se asemeja mucho al polvo de talco y que si no se reacciona rápido engulliria nuestros vehículos. Multitud de rodadas parten en diferentes direcciones pero siguiendo los rumbos que marca el Gps los kilometros se suceden en la más absoluta soledad, solo de vez en cuando algún pastor nómada aparece, casi siempre junto a algún pozo. El último tramo antes de Bou Naga es realmente rápido, las velocidades que alcanzamos son de vértigo y nos imaginamos como rodaran por aquí los equipos oficiales del Rallye. Dá miedo solo pensarlo. Al caer la noche llegamos a nuestro destino y al abrigo de una duna montamos el campamento, no sin cierta pereza ya que llevamos muchos días durmiendo en hotel, pero la verdad es que es en estas ocasiones cuando más disfrutas de los compañeros de viaje, siendo las tertulias nocturnas bajo las estrellas uno de los mejores momentos en este tipo de aventuras.